y en ocasiones la pobre se cansa
la realidad me acosa con sus temas
y yo los veo cual si fueran trampas
lo mejor es meterse en el silencio
siempre que lo permitan las alarmas
así yo adquiero mi tranquilidad
porque el silencio es como mi casa
desde el sosiego todo se distingue
pasan los ríos y los barcos pasan
uno los mira lleno de preguntas
y las respuestas llegan desde el agua
a veces le pedimos algo al prójimo
y normalmente el prójimo se calla
pero asimismo nos brinda consejos
que los atesoramos en el alma
la inspiración es nuestra y es de todos
y si es de todos ya nunca se cansa
puede quedar inmóvil con nosotros
pero otras veces con nosotros viaja
claro que sólo con el pensamiento
el sentimiento y otras zarandajas
la inspiración tiene tristeza pero
la tristeza también tiene su alma
El maestro uruguayo del verso, Mario Benedetti, fallecido en el año 2009 incluye este poema en su antología Testigo de uno mismo. Este libro me lo regaló una compañera de mi anterior escuela de teatro, William Layton, ella, Luciana, era uruguaya, y se vino a Madrid para ampliar su formación teatral, ya había terminado sus estudios de interpretación en Montevideo y tras pasar por Buenos Aires, tomando allí lecciones en varias escuelas de educación no formal, decidió venirse a este "paisito", como ella lo llamaba. Sabía que me encantaba la poesía y que mejor que Benedetti, uno de los grandes poetas contemporáneos a nivel mundial, me trajo este regalo desde allá, Uruguay, para darme hoy este poema un respiro dentro del caos y la frustración que produce la falta de inspiración.
Desde el silencio de mi mente que hoy no quiere alcanzar ni un mínimo grado de creatividad,doy las gracias a la inspiración del poeta que produjo estas letras, a la de mi amiga que supuso acordarse de mi por alguna extraña razón y hacerme llegar estas hojas que hoy rozan mis dedos sin fundirse como quisiera con mis ideas, y en especial gracias a este proyecto y herramienta didáctica que hoy me ha servido para dejar fluir mi cuestionable potencial poético.

Desde Madrid, con intensa morriña de mi tierra.
Foto: Faro de Mera, mar, cielo intentando no llorar, verde y aire limpio. Mi casa.